Los primeros dos días de noviembre celebramos el tradicional Día de Muertos, vemos ofrendas, calles llenas de cempasúchil, cráneos coloridos... pero, ¿sabes por qué?
México es un país lleno de cultura y tradiciones. Celebrar el regreso de los fieles difuntos a planos terrenales es una de ellas y que nace a partir de la Edad Prehispánica. Como bien se sabe, los Teotihuacanos acostumbraban a celebrar la muerte con ofrendas en honor a los fallecidos practicando rituales para guiar a los espíritus por el inframundo sin perderse.
En tanto, los mexicas dejaban de lado las connotaciones religiosas, creyendo que las almas de los difuntos estaban destinadas según haya sido su muerte. Por otro lado, los mexicas creían que la vida después de la muerte tenía cuatro diferentes finalidades: Tlalocan (muertes relacionadas con el agua), Omeyocán (muertes en combate, cautivos sacrificados y mujeres que morían en parto), Mictlán (muerte natural) y Chichihuacuauhco (niños muertos antes de consagración).
Sin embargo, la antropóloga Elsa Malvido, determinó después de múltiples análisis de prácticas asociadas con la muerte entre los siglos XVIII (periodo virreinal) y XIX, que la celebración de Todos los Santos es fruto de la historia de las prácticas mortuorias comprendidas en esa época. Es por ello que es celebrado desde entonces, hasta la actualidad -con algunas variantes- en México y en algunas partes de Centroamérica con algunos significantes católicos.
La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
Ahora que sabes un poco más de esta gran celebración y pilar fundamental de la cultura de nuestro país, cuéntanos... ¿cómo festejas el Día de Muertos?
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