El pocho es un instrumento maya, es una especie de flauta de carrizo, pero con algunas peculiaridades. Esta, a diferencia de las otras, se elabora con pluma de pavo. En la parte frontal tiene seis orificios y uno en la parte trasera. Con cera de abeja se coloca la pluma de pavo. Con el paso de los años, ha caído en desuso, por lo que mucha de la música propia del instrumento se ha perdido. Y, de forma lamentable, los últimos ejecutantes del tunkul y el pocho han fallecido. La tradición musical de los yokowinik es larga y con mucha variedad, tanto de estilos como de instrumentos, por ello, en todos los poblados hay al menos un practicante de la música de tamborileros, sea con el tambor o con la flauta de carrizo. Sin embargo, son contadas las personas que alguna vez tuvieron contacto con la música del pochó.
Tradición musical
Si le preguntáramos a cualquier tamborilero o pitero (ejecutante de la flauta) sobre cómo aprendió a tocar la música, todos te dirán la misma respuesta: viendo. Esta forma de aprender es llamativa, porque el proceso de aprendizaje es largo, los músicos prestan demasiada atención a cómo los sonidos cambian, los tiempos y los cambios de ritmo son adquiridos por la mera observación.
También se dice sobre cómo cada poblado tenía sus instrumentos, cada iglesia guardaba un ejemplar de cada instrumento: un tambor grande, un tambor chico, las baquetas, un tunkul, una flauta de carrizo y una flauta de pocho. Para comenzar a ejecutar la música en alguna fiesta, los músicos debían ser mayores, con años de práctica y escucha de los más experimentados. Sólo así, y con muchas danzas aprendidas, un músico podía ser llamado para darle alegría a una ofrenda.
El mito del pocho
Si bien aún hay personas que llegaron a escuchar la música del pocho, pocas podrían decir que se saben alguna danza, pues son muy distintas a las que son ejecutadas por los tamborileros en la actualidad. También hay muchas dudas sobre su elaboración, ya que algunos afirman saber cómo se elabora, incluso cómo se ejecuta. Sin embargo, cuando los mayores miran el instrumento afirman que no son iguales, mas sí parecidos, a los que ellos conocieron.
Rafael Hernández Roman, del poblado Tucta Nacajuca. Cuenta cómo su abuelo, Fernando Hernández Isidro, era un ejecutante de dicho instrumento, quien también sabía cómo elaborarlo, le enseñó a él y a su hermano tanto a tocar como a elaborar el instrumento.
Sin embargo, uno de los músicos de mayor edad, con 87 años, el señor Aristeo Martínez Jiménez; asegura que el instrumento elaborado por Rafael no es completamente igual a como los músicos que el conoció lo elaboraban, pues afirma llevaba cortes en la pluma de pavo, los cuales no se encuentran en la versión del instrumento presentado por el oriundo de Tucta.
Don Aristeo conoció el instrumento personalmente a una corta edad, por lo cual no pudo aprender ni a ejecutar ni a elaborar el pocho. Pero sí asegura que, aunque no es igual y el sonido es muy distinto, Rafael junto a su hermano, se acercan a lo que era el Pocho. El primero comenta que además de su abuelo, también llegó a escuchar a don Eleucadio Luca’. Don Fernando y él eran músicos cercanos.
Por último, cabe mencionar la
presencia del pocho en otra comunidad, pues en el municipio de Tenosique, donde
no se encuentra la presencia de la cultura Yokot’an, existe un instrumento del
mismo nombre, elaborado casi de la misma forma, aunque con tres orificios y no
seis como el elaborado en Tucta. También, un servidor desconoce si dicha flauta
es elaborada con los cortes mencionados por don Aristeo.
Universo sonoro maya
Si te interesa dicho tema, te invitamos a explorar la música de la comunidad Yokot’an. Hay una documentación realizada por Amanda Delgado, Bernardino Montero y Maurice Pico; llamada Músicos chontales, donde muestran el testimonio de don Eleucadio.
También te invitamos a darle una visita a las grabaciones hechas por René Villanueva de la música de tamborileros. Para escucharlas da clic aquí.
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