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La pelota no se mancha

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A solo dos semanas del aniversario de aquel 10 de noviembre del 2001. Un día recordado por todo hincha del futbol, donde quedaría inmortalizada la frase: “La pelota no se mancha”. Diego Armando Maradona se despedía de las canchas vistiendo la casaca de su amado Boca Juniors y ante el canto de un desafinado coro de miles de almas como diría el gran Quique Wolf.

Maradona tomó la palabra frente al público de la bombonera quienes alentaron como si de una final en Libertadores se tratase:

Esperaba tanto este partido y ya se terminó, ojalá nunca se termine mi amor por el fútbol.
Con un amor que llevó bien plantado en el corazón, continuó su trayectoria ligada al deporte siendo entrenador del seleccionado argentino, un par de equipos de los Emiratos Árabes, los Dorados de Sinaloa y finalmente volver a argentina para estar en el banquillo de Gimnasia La Plata.

'El Pelusa', apodado por su cabellera alborotada, siempre supo de sus problemas fuera del terreno de juego, era consiente de ello pero fue más su amor al deporte de las patadas y, por eso, no quería dejar mala huella en el futbol.
El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo, eso no le quepa duda a nadie, porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol.
El ‘10’ de Argentina vivió equivocándose. Una lucha extensa con la adicción a las drogas, con el consumo del alcohol e incluso el de los medicamentos. Extra cancha siempre estuvo en el ojo del huracán; tuvo problemas con la justicia por posesión de cocaína, por agresión a periodistas, por reconocimiento de paternidad, demanda por violencia en un altercado entre una mujer y su hija, problemas con el fisco por sus años en Nápoles, violencia de género contra su pareja Rocío Oliva.

Diego Armando siempre fue sinónimo de polémica, en la mayor parte de las ocasiones por estar bajo el abuso de alguna sustancia. Al final demostraba cuan humano era a pesar de estar endiosado por los amantes del fútbol; en la cancha demostraba ser D10S y fuera nos mostraba las debilidades de un ser humano proveniente del barrio de Dique Luján en Lanús, Argentina.

Yo me equivoqué y pagué pero... la pelota no, la pelota no se mancha.

Así pasaron sus días, pagando en vida todos sus excesos. No nos toca juzgar al Diego, aquel jovencito de Lanús quien alguna vez dijo tener el sueño de jugar con la celeste y salir campeón del mundo, un fuera de serie en la cancha, el gran ícono en la historia de Argentina quien siempre será el punto a comparar cuando salgan jugadores fuera de serie con la misma nacionalidad. 

Que este amor no se termine nunca, se los pido por favor.

Entregado al fútbol como pocos, sudando la camiseta hasta la última gota, corriendo y trasladando la 'bocha' desde atrás del medio campo, transmitiendo a sus compañeros ese coraje de un líder nato, mostrando con el ejemplo cómo se debe morir en el campo, haciendo de la 'caprichosa' uno mismo, recibiendo las patadas con más 'mala leche' de frente como se dice en el lenguaje coloquial 'poniendo el pecho a las balas'. 

Cuanta razón tenías Pelusa, podremos criticar tus malos momentos en el mundo real pero al final tu legado en la cancha quedará escrito con letras imborrables... al final, la pelota no se mancha.

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