Por: Arón Miguel Hernández Martínez
Brasil ha tenido esta semana una importante participación en
la geopolítica de Estados Unidos y China, debido a que el gigante sudamericano
es una puerta para entrar al mercado latinoamericano y representa un importante
bastión en la actual guerra que tienen estas dos potencias para expandir su
influencia en la región.
El día martes, Estados Unidos buscó acentuar su relación con
Brasil ante el temor de que China, a través de Huawei, pudiera establecer su
red 5G en el país, lo cual significaría un riesgo para la seguridad
estadounidense y la seguridad en la región.
Las pláticas que tuvieron la delegación estadounidense,
encabezadas por Robert O’Brien
(asesor de Seguridad Nacional) y la delegación brasileña que presidió el
presidente Bolsonaro, giraron en torno a un acuerdo por 100 millones de dolares para fortalecer la relación
comercial entre ambos países, especialmente en sectores como: energía,
infraestructura, logística, producción industrial y telecomunicación orientadas
en tecnología 5G. Esto es un golpe a
China pues tenían participación varias empresas del gigante asiático en estos
sectores.
A pesar de que en 2019 Xi Jinping y Jair Bolsonaro habían
firmado un acuerdo para estrechar más los lazos comerciales entre ambas
naciones, el panorama ha cambiado en el transcurso de este año, cuando el
presidente de Brasil empezó a afianzar más su relación con su homólogo
estadounidense y con el cual comparte tendencias políticas.
Larry Kudlow, asesor económico de la Casa Blanca, dijo que
Washington había instado a Bolsonaro y a otros funcionarios brasileños a vigilar de cerca las inversiones y las
tecnologías avanzadas de China, como lo había hecho Washington.
Esto es debido a que durante la guerra comercial que
sostiene Estados Unidos con China, una de las constantes acusaciones que ha
hecho Trump hacia las empresas chinas son sobre la intromisión del gobierno
chino a través de sus empresas de tecnología, con el fin de espiar a la
población, a otras empresas y gobiernos afectando a la seguridad nacional de
Estados Unidos.
La firma de este acuerdo no sería la única forma en que
Washington buscaría debilitar a China en Brasil, pues también el día miércoles
el presidente Jair Bolsonaro a
través de sus redes sociales, afirmó que
su gobierno no compraría la vacuna china
para el Sars-Cov- 2 de Sinovac. Esto a pesar de que el martes, el ministro
de Salud de Brasil, Eduardo Pazuello, aseguró que se pretendía adquirir 46
millones de dosis de la vacuna que está desarrollando la empresa Sinovac y la
cual sería distribuida entre todos los estados del país.
"El pueblo brasileño no será conejillo de indias de
nadie. No se justifica un billonario aporte financiero en una medicina que ni
siquiera superó la fase de pruebas", afirmó Bolsonaro, dejando claro que la balanza en el gigante sudamericano esta
inclinada a favor de Estados Unidos.
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