Lesiones hay muchas, pero como la que sufrió hace dos años el mariscal
de campo Alex Smith ha habido muy pocas. Hace un par de ciclos, mientras
el equipo de Washington se medía a su similar de Houston, la tragedia se
hizo presente sobre el césped del FedEX Field, hogar de los entonces
Redskins. A la altura de la yarda 40, el alero defensivo Kareem Jackson
completó la captura del veterano, sin embargo, la hecatombe estaba mucho más
allá del terreno de juego.
Durante el desarrollo
de la jugada, al mismo tiempo que el jugador de Houston derribaba al número 11
del equipo rival, la pierna de este último se atoró en el terreno de
juego y posteriormente sucumbió ante el peso del cuerpo de J. J. Watt, quien
apoyaba en las labores defensivas. Los Texans festejaban la captura sin
haber notado aún los estragos que la pierna de su oponente había sufrido; Smith
por su parte, permaneció tendido en el campo y se retiró el casco con una espantosa
tranquilidad.
A partir de ese momento
comenzó el calvario para el quarterback de 36 años, los médicos del
equipo llegaron e inmovilizaron de inmediato la extremidad y Alex fue
trasladado al hospital, donde ingresó a cirugía esa misma noche. Tras la
operación todo parecía normal, pero dos días más tarde la fiebre de Smith era
casi incontrolable y tras una revisión, se determinó que su pierna estaba
gravemente infectada. Para entender la gravedad de esto basta con rememorar
las palabras de Steve Malekzadeh, uno de los cirujanos:
Nuestra primera prioridad es salvar su vida. Después intentaremos salvar su pierna. Todo después de ese punto, es un milagro.
Los médicos hicieron
todo lo que estuvo en sus manos y una vez que Alex estuvo estabilizado, comenzó
la verdadera batalla, no para volver a tirar un pase en la NFL, sino para salvar
su extremidad y tener la esperanza de volver a caminar. Durante los últimos
23 meses, Smith recibió todo el apoyo del mundo, más particularmente su
esposa y su familia son parte de lo que hoy es un milagro.
A lo largo de su
travesía, el mariscal visitó en diecisiete ocasiones distintas el quirófano,
las primeras de ellas fueron para retirar la infección que incluso se llegó a
alojar en el hueso, posteriormente, los galenos se dedicaron a reconstruir su
pierna para que esta fuese funcional, y en última instancia la pusieron a punto
para que estuviese lista para un alto nivel de exigencia. Elizabeth Smith,
esposa del jugador, declaró en una entrevista documental que realizó la cadena ESPN
que, en una ocasión, tras un par de días en el hospital, su marido le dijo:
¿Sabes cuánta gente quisiera estar en mi posición justo ahora? Millones querrían estar donde estoy yo ahora ¿Estás consciente de la vida que vivimos y lo bendecidos que somos? Y sin embargo no lo podemos dar por sentado ni siquiera por un minuto. Perspectiva
Aquellas palabras
serían profecía para un gran ser humano que no se cansó de luchar en ningún
momento, que jamás perdió dicha perspectiva. Hoy, casi dos otoños después de
aquella funesta tarde de noviembre, Smith regresó al mismo campo en el que
todo ocurrió en medio de una ovación de pie de todos los presentes, incluidos
sus adversarios.
Alex entró en
sustitución del mariscal Kyle Allen luego de que este se llevara un duro golpe a la
cabeza por parte de un oponente. El ya legendario número 11, jugó casi la mitad
del partido y colocó números que podrían parecer discretos, 37 yardas por pase
en 17 intentos, de los cuales sólo nueve fueron conexiones satisfactorias con
sus receptores. Sí, 37 yardas usualmente serían pocas, pero hoy no, hoy son las
yardas, las operaciones, las dificultades, el ímpetu y la inspiración que deja
al mundo del deporte. Bienvenido de nuevo, Alex Smith.
0 Comentarios