La luz al final del túnel se vio el día de ayer con la entrada del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pero esta no es la solución para la crisis por la que el país camina.
La pandemia por la que atraviesa el mundo ha traído estimaciones del FMI de una caída del 3% en la economía mundial y un 9, o incluso 10, por ciento en la nación mexicana.
El gobierno debe entender que es un tratado comercial y no un convenio de desarrollo integrado para un solo país. Es decir, no debemos fiarnos de este acuerdo para esperar mejoras en México; se deben implementar otras alternativas que permitan, no solo salir de la desaceleración económica que nos espera, sino también crecer a nivel financiero.
El as bajo la manga
La oportunidad de desarrollo está en aprovechar las reglas de origen para sustituir algunos productos provenientes de Asia como el acero, el aluminio y algunos componentes electrónicos.
El gobierno de López Obrador debe comenzar a desarrollar cadenas productivas en el territorio para así crear más empleos en el mediano plazo, un reto muy difícil por el covid-19.
Sí o sí inversión extranjera
Lo que México menos necesita es desaprovechar la oportunidad de crecer económicamente. Ahuyentar la inversión no traerá nada bueno a futuro.
El presidente debería preocuparse por asegurar el ingreso extranjero del capital con un estado de derecho, seguridad empresarial, apoyo entre empresas y gobierno, llámese pequeña, mediana o grande y confianza.
A partir de ayer, son 6 años para que haya una revisión del tratado, tenemos que mejorar y sacar provecho de este acuerdo, pero hay que recordar que no es el salvavidas y mucho menos hay que apostarle todo pero como dicen los expertos, es mejor tener que no tener.
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